Rik sacó de la bitácora su diario de navegación y anotó:
“Me
dice Telémaco que nos acompaña Afrodita,
que la ha visto en el mar y le pide subir a bordo.
Me da miedo esa mujer a
bordo. ¿Es mitológica, una diosa?
Yo sé que en realidad a lo único que debo tenerle
miedo es al miedo mismo.
No sé qué hacer. Lo mejor será no decidir nada y dejarme
llevar.
En momentos de problemas lo mejor es no tomar decisiones.
He de
transitar, espera. Vivir sin protección, quitarme la coraza.
Pero debo ser cabal. Vivo una contradicción continua.
¿Qué
hacer? Lo mejor es avanzar.
Si Afrodita quiere venir con nosotros, ¿por qué
negarme? ¿Por qué cerrar las puertas del destino? También a mi me apetece su
compañía. Mejor avanzar en sintonía, en armonía. ¿Es quizás más importante la
reflexión que la pasión de vivir? Voy a dejarme llevar.”
Fiesta de la Virgen en Stavros (Itaka) |
Acabó de escribir en su cuaderno, lo releyó, y en ese
momento Telémaco le insistió:
–Rik me dice que sólo quiere estar contigo unos días, que quiere conocerte y compartir con nosotros esta experiencia.
–Telémaco, sólo el tiempo dirá lo que tenga que ser y la brisa será nuestro testigo –le respondió Rik–. ¡Vamos! Dile a Afrodita que venga, la espero. También yo me impaciento. Estamos a merced del destino en esta vida que es un barquito de papel. ¡Vamos!
De esta forma, y bien acompañado,
Rik y Telémaco navegaron
toda la semana la costa de Kefalonia
y la de poniente de Itaka.
Y el canal de Ítaka con viento dominante de poniente sobre todo a partir del
medio día.
En el puerto de Sami Rik pudo llevar la ropa a la
lavandería, aprovisionarse de frutas y verduras, abastecer a Telémaco de agua
dulce y limpiar su cubierta a placer, dialogar con otros españoles, e incluso
alquilar un coche para visitar lo que no podría hacer navegando: Argostoli
–donde encontró otros españoles amigos–, Asos, Fiskardo, calas y playas a cual
más bella.
El encantador puertecito de Asos |
Después de unos días marcharon rumbo a Poros,
primero el
fondeo, luego el puerto.
Unos días fantásticos antes de poner rumbo a la puerta
del Peloponeso, a Killini.
–¿Estás seguro que no era una sirena? –le preguntó Rik a Telémaco, una vez que se quedaron solos en Killini.
–Rik, Afrodita quiere volver a su isla, a Kithira, donde nació y nosotros vamos hacia allá.
–Poco a poco, Telémaco. En esta parte del Peloponeso las distancias son largas y tenemos mucho por hacer.
Anotó Rik en su cuaderno:
“quiero poner paz en mi interior.
Las lagrimitas de los deseos deben caen al mar.”
Killini acogió a Telémaco cuatro días, primero fondeado y
luego en el puerto. Aparte de su impresionante castillo, a unos 8 km de
distancia, como ciudad tiene poco atractivo. Algunas tabernas, las buenas
difícil de localizar.
1 comentario:
Fue en el 2005. Mi primer recuerdo de Kefalonia desde el puerto de Sami fue los bosques de cipreses, me sorprendió.
Fue una parada muy corta mi destino a bordo del barco de pasajeros era el " puerto de Pisaeto" un trozo de plataforma de Hormigón en medio de la nada. Allí tomé tierra y me dirigí a Vhati capital de Itaca, dónde debía embarcar en nuestro velero para llevarlo a Barcelona.
Volviendo al tema de Kefalonia. Desde Vhati fuimos a Fiscardo un pueblo precioso, tranquilo.
No sé si tuvisteis la oportunidad de visitarlo, pero os lo recomiendo.
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