El impulso de querer sentir la aventura de vivir
navegando por la vida.

Viajar, la expresión del tiempo que pasa.

jueves, 31 de mayo de 2012

33.- Crucero a Grecia. Barcelona a Cerdeña

Esta vez ha sido la definitiva.
El lunes pasado largué amarras y puse rumbo a Grecia, al Jónico.




Me quedé trastornado interiormente cuando me fui distanciando de Barcelona y dejé mis seres queridos. Sentí nostalgia, sí. Pero también me sentí relajado pensando que por fin, realizaba un sueño.
La partida de Barcelona. En la proa, Cerdeña:

La derrota, saliendo de Barcelona, Cerdeña, norte de Sicilia (Ústica, las Eólicas Alicudi, Filicudi, Salina, Lípari, Vulcano y Estrómboli). Conocer Estrómboli y contemplar el volcán de noche es un espectáculo que no debo perder. Luego, pasar el canal de Messina, Reggio Calabria, Rocella Ionica, Crotone, Sant María de Leuca, Osthoni y Corfu,… y el Jónico arriba y abajo. Hasta que la pasión me pida tregua y mi alma sienta que vive. Como ahora, que lo siento.
La primera puesta de sol, faltan tres noches por delante:

La singladura de Barcelona a Carloforte ha sido monótona, aunque la mar ha sido benévola y demasiado tranquila, mar y viento, para compartir vela y motor casi a partes iguales. Navegar a tres nudos no ha sido problema. Lo importante ha sido sentir que estaba ahí. Tan importante como sentir lo que dejaba atrás, y lo que esperaba delante.
Mientras, alimentar el cuerpo y el alma.

Las labores de navegación han ocupado la mayor parte del tiempo, como la alimentación y, sobre todo, la lectura. Lo más arduo antes de la partida ha sido el avituallamiento del barco, y de la mente. Por ejemplo, la selección de libros para leer ha sido una dura tarea que me ha llevado bastante tiempo. Tanto como la intendencia. Será eso de cuerpo y mente equilibrados para tomar consciencia de que existo y dar gracias por el día que vivo.

La navegación hasta Carloforte ha sido relajada, salvo las horas de la noche que se notado la falta de sueño, motivada por la vigilia de varios días. Ha sido fácil y cómoda, salvo el “rum-rum” del motor que ha funcionado más de lo deseado.
Pero no ha habido ningún contratiempo digno de mención. Claro, que la navegación directa desde Barcelona ha sido un poco pesada. Parar en Menorca, en Fornells, hubiese sido más relajado.
Ahora pienso en salir hacia Vilasimius y fondear para descansar antes de emprender la marcha a las Eólicas, que representará tres días con sus noches y sin cobertura telefónica. Pero será la última travesía larga y sin cobertura Internet porque luego siempre estará cerca la costa, salvo el salto a Grecia que será de una noche.

Intento encontrar los momentos para sentirme yo,
para relajarme conmigo mismo, pero navegando no es fácil.

Han sido tres días de navegación para arrumbar directamente a Cerdeña, a Carloforte. Descansar, aprovisionar Internet y alimentos, y proseguir hacia las Eólicas.

Buena parte del viaje ha estado plagado de “medusas a vela” (velella velella) lo que me ha impresionado. Nunca había observado tal gran cantidad de ellas, y menos durante casi todo el recorrido después de dejar Menorca en mi través de estribor:

Me siento tranquilo y en paz conmigo. Seguro. Confiado.

Al analizar las previsiones de meteo observo que se avecina un mistral fuerte,
por lo que decido avanzar lentamente, y esperar en Cagliari a que pase.
Así, que sobre la marcha se van introduciendo los cambios oportunos.
Pienso que no estará cómodo Telémaco en las Eólicas con esos vientos y las dificultades de fondeo que las islas tienen.