El impulso de querer sentir la aventura de vivir
navegando por la vida.

Viajar, la expresión del tiempo que pasa.

lunes, 23 de mayo de 2016

65.- De Porto Rafti a Volos. Guerras y batallas por la libertad.


 Me adentro por el canal que separa la isla de Evia del continente.
Muchas millas y demasiada historia, como para tomarlo con calma.
Pero una calma relativa porque el objetivo este año es llegar a Volos para dedicarle tiempo a las islas Esporadas y luego a las Cicladas antes de que llegue el Meltemi.

Mientras remonto el canal revivo los recuerdos navegando con las corrientes y las mareas, tan importante en esta zona sobre todo legando a Chalkis.
Es un canal lleno de historia, de guerras, batallas,
luchas de los pueblos por su libertad e independencia.
A cada paso, milla a milla, repaso tanta y tanta historia.

Llego a la punta de Marathonas, aquí el pueblo plantó cara a los persas consiguiendo la primera victoria. Conocí el origen del “maratón”.
Y ganando norte vuelvo a recordar el Templo de Poseidón, dios del mar, a la entrada del canal.
Más adelante, la expedición de los Argonáutas,
Avlis,
la expedición contra Troya,
la marcha de Paris con Elena hacia Sparta, 
os avatares de Ulises volviendo a su casa y tardando diez años,
la Batalla de Artémisos,
demasiada historia y sabiduría como para poder asimilarla en estas pocas millas.

En Chalkis (Chalkida) mantienen un busto de Aristóteles.
Dicen que vino aquí a pasar sus últimos días, a una casa de su madre, cuando decidió marchar de Atenas para evitar envidias y ganar seguridad personal.
Tremenda la corriente en el paso de Chalkis, que alcanza hasta los 6 nudos.
Dicen unos que Aristóteles se tiró a la corriente para intentar descubrir el por qué de ella, otros que murió de muerte natural.

En el golfo de Atalantis fondeo cerca de Avdira,
ciudad fundada por Hércules en honor de su amigo Ávdiros.
Al entrar al fondeo pinché en un banco de arena, pero del que pude salir dando atrás porque, como es habitual en mi cuando analizo el fondeo o me aproximo a él, no navego a más de un nudo.
De allí a Loutrá Aidipsou, ciudad turística donde abundan los giregos y notable por sus termas.
Al norte de la isla de Evia, ya en el continente, fondeo en VathyKelou, antes entrar en el golfo de Volos.

Y, nada más entrar, no podía faltar entrar en la isla de Tríkeri, dicen la isla de las mujeres, y es porque hace referencia a que tuvo prisión de mujeres –unas 500– en lo que llaman el Monasterio y donde hoy se puede pernoctar por 10 €/ día.

Todo este camino ha estado lleno de vinos, olivos, pescadores.
Las luchas contra bizantinos, persas, turcos.
Demasiada historia y no menos mitología.
En mi cabeza no entra tanto.
Es una emoción especial el revivir casi 40 siglos de historia, vivencias y mitos.


viernes, 13 de mayo de 2016

64.- Navego hacia las Espóradas

Hace diez días que estoy con Telémaco en el agua.
En el varadero del amigo Jordan Kanonis hice los trabajos rutinarios como revisar las jarcias, repasar el motor, pintar la obra viva, etc. para preparar la botadura.
Una vez en el agua, dediqué un par de días fondeado en Mani y Poros para comprobar que todo funcionaba como quería.  
Necesité cambiar la tapa de la bomba de agua de refrigeración del motor, ajustar la transmisión del motor fueraborda y cambiar el barbotén del molinete por desgaste del anterior.
En el taller Kalypso, de los amigos Mijail y Daniela en Galatás, recogí el dinghy y su motor, donde los había dejado para limpiar e invernar. 
Puse rumbo a las Espóradas navegando en conserva con el amigo Ralip.
Desde Poros navegué hasta cabo Sunion, y fondeé al pie del Tempo de Poseidón para al día siguiente entrar en el canal de Evia para fondear en Puerto Rafti.
Es extraordinario llegar al Templo de Poseidón, dios del mar, uno de los templos del triángulo mítico del Partenón, Aegina y Cabo Sunion.
Navego en ceñida con fuerza 5 y el mar alborotado. 
La mente se me va a las últimas singladuras del año pasado. 
¿Qué siento? Otra temporada que  comienza. ¿Qué me espera? 
El tiempo y los acontecimientos lo dirán. Estoy abierto para recibir la vida.

La meteo cambia rápido en esta época del año. Durante el día tenemos 21ºC pero por la noche refresca, pongo la calefacción.
Navego en solitario y pienso en quien le deprime la soledad, conozco a quien le molesta. Pienso que la vida es vivir la propia soledad, que forma parte de uno desde que nacemos.

Voy remontando el canal de Evia para fondear en Puerto Rafti. 
Respiro hondo. Mi soledad es mi vida interior. 
Mientras, me preparo para recibir a los amigos que vendrán dentro de poco a navegar unos días. 

Medito. Respiro profundo y siento el flujo de aire que me entra por la nariz y me invade.

Para acortar tiempo y evitar la ceñida –dicen que no es de señor– navego a motor. Oigo su ronroneo que me va marcando el paso del tiempo como el tic-tac que marca el péndulo del reloj.

Si a otras personas le molesta la soledad, mi me acompaña, viene conmigo, es mi amor. 
Y me prepara interiormente para compartir con los demás y disfrutar de la vida que me rodea.

Cuando sé estar feliz conmigo y lo que tengo y hago, estoy preparado para darme a los demás. 
Cuando noto mi paz interior, estoy preparado para comprender a los demás. 
Cuando siento la presencia de lo que me rodea, estoy preparado para disfrutar de los demás. 
Cuando sé sentirme, cuando sé abrir los sentidos y tomar conciencia, estoy preparado para compartir vida con los demás.

Voy avanzando a 4 nudos, lentamente, no pesco, no hago nada, observo, navego. 
¡Cómo se disfruta no haciendo absolutamente nada durante un tiempo! 
A ratos leo, lo que más observo mi alrededor, este regalo que la naturaleza me ha dado en Grecia.

Observo, avanzo, estoy atento. Noto que vivo. 
Pienso que sólo las pequeñas cosas e ir ligero de equipaje me permiten contemplar la grandeza del día y comprender lo que soy.

El sol empieza a picar poco a poco. 
Abro las escotillas. 
Llego a la cala; nadie en ella. 
¡Cuánta paz, cuánta grandeza!
El viento ha marchado. Fuerza cero. Mar calma. 
Veo el fondo. Agua azul turquesa. Llevo el ancla a pique. 
Escojo el fondeo y largo cadena. 
Luego la aseguro y apago motor. 
Silencio. Más silencio.

Dos gaviotas revolotean y graznan.

En Puerto Rafti repongo provisiones antes de partir hacia Chalkis para pasar el puente.