El impulso de querer sentir la aventura de vivir
navegando por la vida.

Viajar, la expresión del tiempo que pasa.

domingo, 9 de octubre de 2016

68.- Después de Monemvasia el Argosarónico.

El vaso helado, con horas en el congelador, es un detalle de agradecer; 
Ioannis me invita a una de estas cervezas belgas de su nevera,
y bajo las sombrillas calurosas de este verano comentamos las últimas singladuras
y los amigos que estos días han recalado en Monenvasia.
Esta vez, más españoles que en otras ocasiones.

Ya había estado dos veces este año en Monemvasia.
Pero todavía no había subido al Castillo, y lo hice ahora.
Ante mi sorpresa Giota se acordaba de mi
y las clases de griego que me dio como gotas de miel 
l año pasado en la heladería donde trabaja.
Y hablamos del invierno, de las familias, del trabajo,
son estas cosas que te hacen sentir en casa.



Sin prisas, navegar la costa de levante de esta parte del Peloponeso
tiene muchos encantos.
El primero, entrar en Gerakas.
Pasar unos días aquí, visitar en sus afueras la taberna griega, no orientada al turismo,
y gozar del baño son cosas que se aprecian.

Más adelante Kyparissia.
Intento localizar a María, mi profesora de griego de Barcelona,
pero todavía no ha empezado sus vacaciones.
Tengo añoranza, envíame fotos; me das envidia, me dice.

Y así, despacio, hasta Nafplio para comenzar la Argolida.
Recuerdo mi primera visita a la zona.
Toló, Drépano, etc.

Hasta finales de septiembre Telémaco ha estado navegando esta zona,
principalmente las islas del Sarónico y la costa de Ática hasta Cabo Sunion.
Poros, Ydra, Ermioni, Galatás, Salamina, Kira, Epidavros, Agistri. Moni…

Disfrutando de sus calas, unas conocidas y otras nuevas experiencias.
Este año he visitado tres veces Korfos, pero las últimas ya no visito la taberna de siempre.
Fondeo o simplemente amarro al pantalán público, que también tiene agua y electricidad.
Así tengo más libertad para comprobar que hay otros muchos sitios 
también acogedores y encantadores.
La taberna donde solía ir la dejo para turistas y las famosas flotillas.
Ahora sitios nuevos, experiencias nuevas.
Además, ya la mejor sopa de pescado se toma en Telémaco.

Este año ha soplado fuerte el norte;
casi tres meses con pocas interrupciones.
Meltemi.
Se ha dejado notar por Monemvasia y el sur del Sarónico.
Angelikí, en el sur del golfo Evoikós, me dice que no es normal, 
que ha soplado muy seguido, que es incómodo,
que no le han venido a su taberna los barcos de otras veces.



He visto muchos barcos de charter, quizás más que otros años.
Siempre van de prisa, raramente a vela.
En los fondeos entran rápido, como si el tiempo se les agotara.
Generalmente los alquilan por una semana y desean hacer un recorrido, haga el tiempo que haga. 

Cristina me dijo que a las personas que les gusta navegar,
se sabe realmente si les gusta no cuando lo dicen
sino cuando además de navegar les gusta vivir en el barco,
cuidar del barco, pasear para ver los barcos.


Opino que una cosa es navegar y otra estar en el barco, vivir el barco.
Vivir en el barco implica una actitud determinada antes muchas cosas.
Por ejemplo, el agua, economizar el agua, saber que no siempre podrás reponerla;
otra la limpieza del barco y su mantenimiento, 
cosa que los charter se lo encuentran hecho.
El orden interior, la nevera, la ducha;
o simplemente cocinar; generalmente los charter suelen ir a las tabernas.

Cuando estás cinco o seis meses viviendo en el barco no puedes ir de tabernas cada día,
se lo digo a mis amigos con quien compartimos días navegando; 
así que cocinamos.


Y a finales de septiembre
pongo fin a navegar por esta temporada.
Saco el barco en mi varadero de Aegina y cojo la autocaravana;
empiezo una nueva aventura y descubrimientos antes de regresar a España a finales de octubre.

Esta vez, con la autocaravana, quiero reconocer la isla de Evia
y recrearme en su norte, lo que no pude ver esta temporada.


sábado, 2 de julio de 2016

67.- Dejo el Egeo y rumbo a Monemvasia.

Dejar el barco en el puerto de Kythnos
y deambular con coche por el interior sorprende.
Primero la gran cantidad de iglesias, ermitas, capillas, tan cerca unas de otras por todas partes, en las poblaciones y la montaña. Y, sobretodo visitar su Chora y Driopida, sitios auténticos donde todo el mundo te saluda e incluso se paran a hablarte porque eres de los muy pocos turistas que hasta allí han ido en esta época.


Con una previsión de viento del sur de fuerza 7 y 8 decido poner proa al Sarónico. 
“Los barcos quieren agua, no tierra”.
Dejo atrás el puerto. Separan 52 nM hasta Poros.
Con la trinqueta y tranquilamente, con viento por la aleta, Telémaco cabecea, buscando calmas, a 7 nudos. En esta época del año los vientos han estado muy cambiantes a norte y sur con frecuencia y por encima de fuerza 6 y rachas de 7 y 8.


En Poros atraco a las 23 horas y más tardes en Apagio Taberna soy bienvenido por Spiros y Iacono y se desviven por hacer posible la cena.
Aquí todo es posible, los horarios no marcan la vida, las personas lo hacen, las personas es lo importante.
Gracias, Iacono.

Aprovecho la estancia en Poros para reparar en Galatás, 
con mis amigos de Kalypso
la bimini y algo del dinghy que los fuertes vientos habían deteriorado.

De Poros pongo rumbo hacia el sur.
La isla de Hydra, Dokós, y hacia el Peloponeso: Kyparissi y Monemvasia.
Ningún barco, mar llana, calima, calor. Hace 28ºC y 76% de humedad.

En la Embajada en Atenas pedí que me envaran a Monemvasia
mis papeletas para poder votar por correo,
a la taberna de mis amigos Matthaios.
Así que antes del plazo previsto pude ejercer mi derecho y obligación.


Matthaios tiene la mayor colección de cervezas de Grecia.Y habla español.
Unos turistas preguntan a Matthaios si los pulpos son frescos o congelados.
“Congelados” les dice. “Pero se mueve, no está rígido” y
Matthaios le responde “se mueve por las pilas”.

Otros dicen “hay muchos pulpos colgados, ¿son de la misma familia?”
y le responden que sí, que son el padre, la madre, los hijos.
“¡Has matado a toda la familia!”
Y así van pasando las vivencias.




Nikos viene a cobrar y se sienta a hablar, me cuenta de su familia, de su vida en el verano y del invierno con los olivos y las aceitunas. Estudió ingeniería en Atenas pero vive mejor aquí haciendo esto y disfrutando de sus tres hijos; se le ve feliz.
Y de nuevo regreso hacia Spesses, Ermioni, Dokós y Poros.



Las flotillas. Las flotillas.
Si se tiene la mala suerte de sufrir una de las muchas flotillas,
se estropea no sólo la estancia en el fondeo sino
el baño, los ruidos, las cadenas.
Desde luego imposible el baño al despuntar el día 
a que todos los barcos –en mi caso 14­­–
hacen uso de sus baños, fregaderos, etc.
Mejor evitarlas esta plaga.
Recomiendo, si se puede, levantar el ancla y marchar.

jueves, 9 de junio de 2016

66.- Las Espóradas

 - Hola. Buenas tardes. ¿Todo bien? ¿Cómo has estado en las Sporadas? ¿Dónde has estado?– el saludo de Dimitra, la camarera del café Remezzo en Porto Rafti, anima a volver o a no irse–.
Christós sonríe y saluda, atento a nuestra conversación, mientras sigue el juego del tavli de otros clientes. Apenas puedo cruzar pocas palabras en griego pero los gestos y sentimientos dicen que estamos contentos de volver a vernos, cosa que con el inglés podemos aclarar.

Las Espóradas no me han gustado lo que esperaba.
Skiathos está lleno de turistas.
No hay ni un solo punto de amarre disponible en el puerto para visitantes, todo copado por las empresas de chárter.
Sitio caro donde más, con apenas dependientes griegos –algunos sólo hablan inglés–, que se abastece por la cercanía de los ferries y del aeropuerto. Pero básicamente desde que se ha puesto de moda por “Mamma Mia”.
No volveré.

La previsión meteorológica es actualmente bastante buena y dio una previsión de vientos de fuerza 7 y 8 para dentro de dos días. Así que tocó buscar refugio en otra isla más al norte, un buen refugio en Planitis en la isla de Kyrá Panagiá, allí fondeamos tres barcos españoles. Largamos 60 m de cadena y aguantamos bien el temporal, con viento pero no mar.

En Alonissos, un pequeño puerto en construcción y subida a la Chora.




En Skyros fue todo una sorpresa. Una pequeña marina, para apenas 12 barcos, que te ayudan a amarrar, te dan muerto, agua, luz, duchas, lavadoras, etc. Todo no llega a 10,00€/día. La isla tiene fama de proveer de buenas langotas. Y las disfrutamos en la taberna de Dimitri.



Participamos en un reportaje para la tv griega: españoles diciendo “vivo en Grecia navegando en el barco, sus islas, conociendo a su gente”.

De regreso, rumbo a Evia, al puerto de Periés. Puerto de pescadores, con pocos fondos pero pudiendo abarloar a un pesquero, por la falta de espacio.



Cena en la taberna de Agatha, la dueña que nos enseñó algún baile griego.


 Al día siguiente, bien de mañana, puse rumbo a Porto Rafti, unas 62 millas, para embarcar un amigo. 

También para poder cumplir los trámites en la Embajada en Atenas para solicitar el voto por correo que recibiré, al final de las Cicladas, en Monemvasia.

Aproveché para enviar desde Pireo, a mi mecánico Spiros en Aegina, el motor fueraborda para reparar, ya que e rompieron dos piezas de la transmisión.

Atenas ha sido mi primer día de calor.
Fui y volví con autobús, otra gran experiencia que disfruté a tope. Me costó encontrar la parada en Atenas pero con las ayudas de uno y otro llegué. 

Con el metro fui del Pireo a la Embajada Española y luego quise deambular caminando por Neapolis y Licabetto hacia la parada del autobús para regresar al barco.
Mis amigos en Atenas me invitaron a un concierto de jazz pero no me atreví a dejar más tiempo el barco fondeado en Porto Rafti.

Recorro barrios no turísticos, con mercados callejeros de frutas, verduras, pescados, es﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽rques
os, cosa que code frutas, verduras, perscados, a trvuibirr las empresas de charter.volver a vernos, cosa que co a través de parques, árboles, plazas de barrio, con sus terrazas, cafeterías, oucerías. Disfruto de la libertad de estar solo, nómada, deambulando por la ciudad y su gente.


lunes, 23 de mayo de 2016

65.- De Porto Rafti a Volos. Guerras y batallas por la libertad.


 Me adentro por el canal que separa la isla de Evia del continente.
Muchas millas y demasiada historia, como para tomarlo con calma.
Pero una calma relativa porque el objetivo este año es llegar a Volos para dedicarle tiempo a las islas Esporadas y luego a las Cicladas antes de que llegue el Meltemi.

Mientras remonto el canal revivo los recuerdos navegando con las corrientes y las mareas, tan importante en esta zona sobre todo legando a Chalkis.
Es un canal lleno de historia, de guerras, batallas,
luchas de los pueblos por su libertad e independencia.
A cada paso, milla a milla, repaso tanta y tanta historia.

Llego a la punta de Marathonas, aquí el pueblo plantó cara a los persas consiguiendo la primera victoria. Conocí el origen del “maratón”.
Y ganando norte vuelvo a recordar el Templo de Poseidón, dios del mar, a la entrada del canal.
Más adelante, la expedición de los Argonáutas,
Avlis,
la expedición contra Troya,
la marcha de Paris con Elena hacia Sparta, 
os avatares de Ulises volviendo a su casa y tardando diez años,
la Batalla de Artémisos,
demasiada historia y sabiduría como para poder asimilarla en estas pocas millas.

En Chalkis (Chalkida) mantienen un busto de Aristóteles.
Dicen que vino aquí a pasar sus últimos días, a una casa de su madre, cuando decidió marchar de Atenas para evitar envidias y ganar seguridad personal.
Tremenda la corriente en el paso de Chalkis, que alcanza hasta los 6 nudos.
Dicen unos que Aristóteles se tiró a la corriente para intentar descubrir el por qué de ella, otros que murió de muerte natural.

En el golfo de Atalantis fondeo cerca de Avdira,
ciudad fundada por Hércules en honor de su amigo Ávdiros.
Al entrar al fondeo pinché en un banco de arena, pero del que pude salir dando atrás porque, como es habitual en mi cuando analizo el fondeo o me aproximo a él, no navego a más de un nudo.
De allí a Loutrá Aidipsou, ciudad turística donde abundan los giregos y notable por sus termas.
Al norte de la isla de Evia, ya en el continente, fondeo en VathyKelou, antes entrar en el golfo de Volos.

Y, nada más entrar, no podía faltar entrar en la isla de Tríkeri, dicen la isla de las mujeres, y es porque hace referencia a que tuvo prisión de mujeres –unas 500– en lo que llaman el Monasterio y donde hoy se puede pernoctar por 10 €/ día.

Todo este camino ha estado lleno de vinos, olivos, pescadores.
Las luchas contra bizantinos, persas, turcos.
Demasiada historia y no menos mitología.
En mi cabeza no entra tanto.
Es una emoción especial el revivir casi 40 siglos de historia, vivencias y mitos.


viernes, 13 de mayo de 2016

64.- Navego hacia las Espóradas

Hace diez días que estoy con Telémaco en el agua.
En el varadero del amigo Jordan Kanonis hice los trabajos rutinarios como revisar las jarcias, repasar el motor, pintar la obra viva, etc. para preparar la botadura.
Una vez en el agua, dediqué un par de días fondeado en Mani y Poros para comprobar que todo funcionaba como quería.  
Necesité cambiar la tapa de la bomba de agua de refrigeración del motor, ajustar la transmisión del motor fueraborda y cambiar el barbotén del molinete por desgaste del anterior.
En el taller Kalypso, de los amigos Mijail y Daniela en Galatás, recogí el dinghy y su motor, donde los había dejado para limpiar e invernar. 
Puse rumbo a las Espóradas navegando en conserva con el amigo Ralip.
Desde Poros navegué hasta cabo Sunion, y fondeé al pie del Tempo de Poseidón para al día siguiente entrar en el canal de Evia para fondear en Puerto Rafti.
Es extraordinario llegar al Templo de Poseidón, dios del mar, uno de los templos del triángulo mítico del Partenón, Aegina y Cabo Sunion.
Navego en ceñida con fuerza 5 y el mar alborotado. 
La mente se me va a las últimas singladuras del año pasado. 
¿Qué siento? Otra temporada que  comienza. ¿Qué me espera? 
El tiempo y los acontecimientos lo dirán. Estoy abierto para recibir la vida.

La meteo cambia rápido en esta época del año. Durante el día tenemos 21ºC pero por la noche refresca, pongo la calefacción.
Navego en solitario y pienso en quien le deprime la soledad, conozco a quien le molesta. Pienso que la vida es vivir la propia soledad, que forma parte de uno desde que nacemos.

Voy remontando el canal de Evia para fondear en Puerto Rafti. 
Respiro hondo. Mi soledad es mi vida interior. 
Mientras, me preparo para recibir a los amigos que vendrán dentro de poco a navegar unos días. 

Medito. Respiro profundo y siento el flujo de aire que me entra por la nariz y me invade.

Para acortar tiempo y evitar la ceñida –dicen que no es de señor– navego a motor. Oigo su ronroneo que me va marcando el paso del tiempo como el tic-tac que marca el péndulo del reloj.

Si a otras personas le molesta la soledad, mi me acompaña, viene conmigo, es mi amor. 
Y me prepara interiormente para compartir con los demás y disfrutar de la vida que me rodea.

Cuando sé estar feliz conmigo y lo que tengo y hago, estoy preparado para darme a los demás. 
Cuando noto mi paz interior, estoy preparado para comprender a los demás. 
Cuando siento la presencia de lo que me rodea, estoy preparado para disfrutar de los demás. 
Cuando sé sentirme, cuando sé abrir los sentidos y tomar conciencia, estoy preparado para compartir vida con los demás.

Voy avanzando a 4 nudos, lentamente, no pesco, no hago nada, observo, navego. 
¡Cómo se disfruta no haciendo absolutamente nada durante un tiempo! 
A ratos leo, lo que más observo mi alrededor, este regalo que la naturaleza me ha dado en Grecia.

Observo, avanzo, estoy atento. Noto que vivo. 
Pienso que sólo las pequeñas cosas e ir ligero de equipaje me permiten contemplar la grandeza del día y comprender lo que soy.

El sol empieza a picar poco a poco. 
Abro las escotillas. 
Llego a la cala; nadie en ella. 
¡Cuánta paz, cuánta grandeza!
El viento ha marchado. Fuerza cero. Mar calma. 
Veo el fondo. Agua azul turquesa. Llevo el ancla a pique. 
Escojo el fondeo y largo cadena. 
Luego la aseguro y apago motor. 
Silencio. Más silencio.

Dos gaviotas revolotean y graznan.

En Puerto Rafti repongo provisiones antes de partir hacia Chalkis para pasar el puente.