Hace diez días que estoy con Telémaco en el agua.
En el
varadero del amigo Jordan Kanonis hice los trabajos rutinarios como revisar las
jarcias, repasar el motor, pintar la obra viva, etc. para preparar la botadura.
Una vez en el agua, dediqué un par de días fondeado en Mani
y Poros para comprobar que todo funcionaba como quería.
Necesité cambiar la tapa de la bomba de agua
de refrigeración del motor, ajustar la transmisión del motor fueraborda y
cambiar el barbotén del molinete por desgaste del anterior.
En el taller Kalypso, de los amigos Mijail y Daniela en
Galatás, recogí el dinghy y su motor, donde los había dejado para limpiar e
invernar.
Puse rumbo a las Espóradas navegando en conserva con el
amigo Ralip.
Desde Poros navegué hasta cabo Sunion, y fondeé al pie
del Tempo de Poseidón para al día siguiente entrar en el canal de Evia para
fondear en Puerto Rafti.
Es extraordinario llegar al Templo de Poseidón, dios del mar, uno de los templos del triángulo mítico del Partenón, Aegina y Cabo Sunion.
Navego en ceñida con fuerza 5 y el mar alborotado.
La mente
se me va a las últimas singladuras del año pasado.
¿Qué siento? Otra temporada
que comienza. ¿Qué me espera?
El tiempo
y los acontecimientos lo dirán. Estoy abierto para recibir la vida.
La meteo cambia rápido en esta época del año. Durante el
día tenemos 21ºC pero por la noche refresca, pongo la calefacción.
Navego en solitario y pienso en quien le deprime la soledad,
conozco a quien le molesta. Pienso que la vida es vivir la propia soledad, que
forma parte de uno desde que nacemos.
Voy remontando el canal de Evia para fondear en Puerto
Rafti.
Respiro hondo. Mi soledad es mi vida interior.
Mientras, me preparo para
recibir a los amigos que vendrán dentro de poco a navegar unos días.
Medito.
Respiro profundo y siento el flujo de aire que me entra por la nariz y me
invade.
Para acortar tiempo y evitar la ceñida –dicen que no es de
señor– navego a motor. Oigo su ronroneo que me va marcando el paso del tiempo
como el tic-tac que marca el péndulo del reloj.
Si a otras personas le molesta la soledad, mi me acompaña,
viene conmigo, es mi amor.
Y me prepara interiormente para compartir con los
demás y disfrutar de la vida que me rodea.
Cuando sé estar feliz conmigo y lo que tengo y hago, estoy
preparado para darme a los demás.
Cuando noto mi paz interior, estoy preparado
para comprender a los demás.
Cuando siento la presencia de lo que me rodea,
estoy preparado para disfrutar de los demás.
Cuando sé sentirme, cuando sé
abrir los sentidos y tomar conciencia, estoy preparado para compartir vida con
los demás.
Voy avanzando a 4 nudos, lentamente, no pesco, no hago nada,
observo, navego.
¡Cómo se disfruta no haciendo absolutamente nada durante un tiempo!
A ratos leo, lo que más observo mi alrededor, este regalo que la naturaleza me
ha dado en Grecia.
Observo, avanzo, estoy atento. Noto que vivo.
Pienso que
sólo las pequeñas cosas e ir ligero de equipaje me permiten contemplar la
grandeza del día y comprender lo que soy.
El sol empieza a picar poco a poco.
Abro las escotillas.
Llego a la cala; nadie en ella.
¡Cuánta paz, cuánta grandeza!
El viento ha marchado. Fuerza cero. Mar calma.
Veo el fondo.
Agua azul turquesa. Llevo el ancla a pique.
Escojo el fondeo y largo cadena.
Luego la aseguro y apago motor.
Silencio. Más silencio.
Dos gaviotas revolotean y graznan.
En Puerto Rafti repongo provisiones antes de partir hacia
Chalkis para pasar el puente.
3 comentarios:
Hola, Rik. Espero que estés disfrutando de las Espóradas y que el tiempo sea bueno. Tus comentarios nos inspiran, al igual que las travesías que encara el Telémaco. Espero verte pronto y sentir el sol griego en la cara y el aroma de la sal del Egeo. Cuídate.
Buena mar y viento propicio
Hola Rik!
Nosotros tmabién estamos navegando Grecia, hace ya 4 años.
Conocí el taller Kalypso, de los amigos Mijail y Daniela, pero he perdido su contacto, tienes su email? Gracias!
Hola
No tienen dirección email. Sólo usan teléfono.
Si deseas más envíame un email privado
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