Dejar el barco en el puerto de Kythnos
y deambular con coche
por el interior sorprende.
Primero la gran cantidad de iglesias, ermitas,
capillas, tan cerca unas de otras por todas partes, en las poblaciones y la
montaña. Y, sobretodo visitar su Chora y Driopida, sitios auténticos donde todo
el mundo te saluda e incluso se paran a hablarte porque eres de los muy pocos
turistas que hasta allí han ido en esta época.
Con una previsión de viento del sur de fuerza 7 y 8 decido
poner proa al Sarónico.
“Los barcos quieren agua, no tierra”.
Dejo atrás el
puerto. Separan 52 nM hasta Poros.
Con la trinqueta y tranquilamente, con
viento por la aleta, Telémaco cabecea, buscando calmas, a 7 nudos. En esta
época del año los vientos han estado muy cambiantes a norte y sur con frecuencia
y por encima de fuerza 6 y rachas de 7 y 8.
En Poros atraco a las 23 horas y más tardes en Apagio Taberna soy bienvenido por Spiros y Iacono y se desviven por hacer posible la cena.
Aquí todo es posible, los horarios no
marcan la vida, las personas lo hacen, las personas es lo importante.
Gracias, Iacono.
Aprovecho la estancia en Poros para reparar en Galatás,
con
mis amigos de Kalypso,
la bimini y algo del dinghy que los fuertes vientos
habían deteriorado.
De Poros pongo rumbo hacia el sur.
La isla de Hydra, Dokós,
y hacia el Peloponeso: Kyparissi y Monemvasia.
Ningún barco, mar llana, calima,
calor. Hace 28ºC y 76% de humedad.
En la Embajada en Atenas pedí que me envaran a Monemvasia
mis papeletas para poder votar por
correo,
a la taberna de mis amigos Matthaios.
Así que antes del plazo previsto
pude ejercer mi derecho y obligación.
Matthaios tiene la mayor colección de cervezas de Grecia.Y habla español.
Unos turistas preguntan a Matthaios si los pulpos son
frescos o congelados.
“Congelados” les dice. “Pero se mueve, no está rígido” y
Matthaios le responde “se mueve por las pilas”.
Otros dicen “hay muchos pulpos colgados, ¿son de la misma
familia?”
y le responden que sí, que son el padre, la madre, los hijos.
“¡Has
matado a toda la familia!”
Y así van pasando las vivencias.
Nikos viene a cobrar y se sienta a hablar, me cuenta de su
familia, de su vida en el verano y del invierno con los olivos y las aceitunas.
Estudió ingeniería en Atenas pero vive mejor aquí haciendo esto y disfrutando
de sus tres hijos; se le ve feliz.
Y de nuevo regreso hacia Spesses, Ermioni, Dokós y Poros.
Las flotillas. Las flotillas.
Si se tiene la mala suerte de sufrir una de las muchas
flotillas,
se estropea no sólo la estancia en el fondeo sino
el baño, los
ruidos, las cadenas.
Desde luego imposible el baño al despuntar el día
a que
todos los barcos –en mi caso 14–
hacen uso de sus baños, fregaderos, etc.
Mejor evitarlas esta plaga.
Recomiendo, si se puede, levantar el ancla y marchar.
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