El impulso de querer sentir la aventura de vivir
navegando por la vida.

Viajar, la expresión del tiempo que pasa.

martes, 30 de julio de 2013

57.- De Parga a Preveza. Manantial de agua dulce.


–Telémaco vamos a irnos de aquí, que este fondeo está lleno de barcos –dijo Rik.
–¿Otra vez? ¿Para dónde quieres que vayamos? –contestó Telémaco.
–Vamos a levantar el fondeo y nos iremos para Parga.  –Bueno, navegar también me gusta. ¿Has mirado el viento? –se interesó Telémaco por la meteorología.
–Sí, hay previsto un fuerza 3 y 4 de largos en las últimas cinco millas y hasta entonces fuerza 2 ó 3 de través.
–Si nos vamos pronto podremos llegar a la hora del almuerzo –sugirió Telémaco.

Una vez levantado el fondeo en Antipaxos,
y sorteados los barcos de la cala,
Rik hizo que Telémaco tomara rumbo a Parga, en el continente,
y portara las velas con el viento por su costado de babor en una cómoda navegación de través.

Fondeados en la gran ensenada de Parga, bajo su castillo veneciano

Rik recordó las experiencias del año pasado,
pareciéndole que sólo habían pasado pocos días desde entonces.
Allí estaba el mismo barquero, Giannis, que con su barco-taxi le transportó a la ciudad.


 Cobró 10,00€ la ida y vuelta, sólo que ahora da un recibo;
en muchos sitios dan recibo,
sugiriendo al público que no paguen si no lo tienen,
presionados por recaudar el 23% de impuestos en todas las actividades.



–Rik, ¿recuerdas que aquí te compraste la pulsera de cuero que llevas? –recordó Telémaco a Rik.
–Sí, Telémaco. Creí que se me caería antes, que no la tendría tantos meses. Ahora hace justo un año que la compré y todavía la llevo.
–Tírala ya de una vez y ponte otra nueva. Visita nueva, pulsera nueva.
–No, Telémaco. Lo que tenga que ser será. En su momento. Todo tiene su momento.
–Es la pulsera de Parga, Rik. Lo fue, Telémaco, lo fue.

Un par de días estuvieron Telémaco y Rik en Parga para, saliendo de allí, poner rumbo hacia Preveza 
siguiendo los contornos del continente. Rik quiso descubrir las calas y pueblos en dirección a Preveza.


La primera cala fue la de Athanasiou, a 1,8 nM al sur de Parga, frente a un islote con una iglesia.
Una cala solitaria.
La segunda, media milla más al sur –Ormos Ay Kiriakis–, una ensenada de arena,
pero con explotación de playa, sombrillas, hoteles, apartamentos.
Marcharon de allá.
La tercera fue fantástica: Ay Ioannou. Una cala solitaria, de aguas cristalinas, toda rodeada de vegetación, acompañada por el constante canto de las cigarras.
A la entrada, en medio de la cala, un manantial muy caudaloso de agua dulce.
Espectacular.



Aquí se encontraron con otro barco sueco con el que coincidieron en Malta, el SHA’SA.



En esta tercera cala Rik y Telémaco pasaron un par de días.
Luego pusieron rumbo al pueblecito de Ligiá.


La entrada a Ligiá es comprometida por la existencia de bajos.
Hay que estudiar bien la carta y estar muy pendientes de la sonda.
Pero una vez sorteados los bajos y dentro del puerto los mismos pescadores sugirieron un sitio para amarrar y se hicieron cargo de las amarras en tierra. Tiene el puerto tomas de agua gratis. Y electricidad, aunque Telémaco no lo necesita ya que se alimenta sobradamente con placas solares. La sonda marca 2,5 metros.



El puerto de Ligiá no tiene gran atractivo; sólo es un puerto, la ciudad, pequeña, está en otro sitio. A 30 metros hay una taberna con bar musical –Taverna Skáloma 
(en griego Taberna se escribe con uve)– con muy buena música, pero el WiFi no llega al puerto.



Tomando una cerveza se pone el sol en el mar.


Se pone el sol, pasa el día.
En la melancolía del ocaso, cuando Rik regresó de nuevo a Telémaco,
éste le preguntó:
–Rik, ¿por qué me pusiste este nombre de Telémaco?
–Vaya, ¿ahora sales con ésta? Ya te lo conté hace tiempo. Casi al principio del blog.
–¿Qué pasó?
–Estaba comprandote cuando murió mi padre. Y entonces, mirando sus cosas, descubrí cosas de su vida que yo desconocía. Es lo que en la Odisea de Homero le pasó a Telémaco con su padre, Odiseo –Ulises–, que marchó a la guerra de Troya y no lo conoció. Al tardar tantos años en volver, y tener su madre Penélope tantos pretendientes, decidió salir de Ítaka a ver si le daban referencias de su padre. Y fue entonces cuando en los reinos que visitó le explicaron cómo era su padre y cómo se encontraba.
–¿Y por eso me pusiste este nombre?
–Por eso, Telémaco. Ese es tu nombre. Mira lo que me ha enviado un seguidor del blogsobre tu nombre: dice que significa “el que está preparado para combatir, que es un nombre de origen griego”
–Claro, eso ya lo sabía, Rik –protestó Telémaco.
–Dice que eres intuitivo, sensato y algo orgulloso. Que tienes una gran voluntad que hace que puedas concretar tus proyectos. Que eres atento y generoso con tus afectos, a los que les das una gran importancia. Que tienes facilidad para aprender cosas nuevas ya que te interesas por todo.
–Rik, ¿seguro que es de Telémaco todo eso?
–Mira, Telémaco, sobre el amor te dice que “necesitas una pareja estable para ser completamente feliz”.
–tonterías, Rik –dijo Telémaco contrariado.

Saliendo de Ligiá, Rik puso a Telémaco rumbo sur.
Dudaba si buscar un nuevo fondeo o entrar en el mar de Preveza.
A Rik no le gustó el fondeo de Tanai porque lo vio poco protegido y con muchas sombrillas y autocaravanas; una playa de arena. Tampoco le gustó el de Two Rocks por ser pequeño, poco protegido.
Navegando un poco más al sur ya divisó las boyas de entrada al canal de Preveza,
canal que se ha de enfilar bastante mar adentro.

–Rik, nosotros somos una pareja de hecho –dijo Telémaco a Rik.
–¿Qué es una pareja, Telémaco? Cada uno lo entiende a su manera. Yo creo que tú y yo tenemos un rollete, no somos pareja de nada.
–¿Un rollete? ¡Qué feo suena, Rik!
–¿Qué entiendes tú por rollete, Telémaco?
–¡Eso! Es mejor aclararlo.
–Tú siempre estás ahí, esperándome. Estás a mi disposición. No te vas con otros patrones. Participas en todo cuanto te digo, me eres fiel.
–Claro, estoy contigo –matizó Telémaco.
–Pero sin embargo yo no estoy siempre contigo. Vengo a ti cuando me interesa, cuando quiero navegar, o pasar unas vacaciones juntos, o disfrutar de ti y tu compañía –insistió Rik–. Entonces estoy bien contigo. Pero cuando pienso en el día a día, entonces quiero hacer cosas en las que no quiero que participes, o a las que tú no puedes ir.
–¡Vaya! –repondió Telémaco.
–Y un día me cansaré de ti y ya no navegaré más –sentenció Rik.
–Lo sé. Sé que te cansarás de mí, Rik. Veo lo que les ha pasado a los otros barcos. Cuando hablo con ellos en los puertos o en los fondeos todos me dicen que han tenido varios dueños. Yo siempre estaré aquí para ti hasta que me abandones. Entonces no sentiré frustración ni tendré odio o rencor. No porque ahora ya lo sé. Serás tú quien decida, yo no lo podré hacer.
–Sé que me amas, Telémaco.

1 comentario:

JULIO dijo...

Que comunión mas perfecta con tu compañero, me encanta