El impulso de querer sentir la aventura de vivir
navegando por la vida.

Viajar, la expresión del tiempo que pasa.

jueves, 2 de febrero de 2012

29.- De Barcelona a Marsella.


El temporal del norte ha remitido.
Espero que se calmen las aguas, y espero que entre la previsión de vientos del sur.
Ya he preparado el plan de comidas, y realizado el aprovisionamiento y la estiba. Todo está en su sitio. Y así, un par de días después, zarpo. Es el 2 de julio.

El sol estará en su cénit dentro de un par de horas. Quiero que me coja en el mar cuando pase por el meridiano. He cargado agua en los depósitos, y combustible.
Pongo las amarras a bordo, y no dejo ningún recuerdo en el pantalán. Todo lo llevo conmigo.
El día está despejado y el sol brilla con alegría.
En mi alma siento la alegría del día, del sol, del mar, de la libertad. Confío en Telémaco.
Sopla viento del sur, de fuerza 4 a 5. Navego a 5 y 6 nudos. Rumbo 090º, procuro el cabo de San Sebastián para entregarme al Golfo de León.



Antes del ocaso he cenado.
Reviso las jarcias, las velas, la electrónica, todo lo que la rutina me pide antes de aceptar la noche. Todo correcto, todo en orden, nada anormal. Pongo el radar y sus alarmas. coompruebo el AIS.

A las 02.30 horas de la madrugada entro en el Golfo de León, dejando el Cabo de San Sebastián por la popa. Atrás quedan 73 millas. Ahora navego a 4 nudos. El viento ha rolado a poniente, y luego lo hace a NW. Modifico el rumbo, 100º, para aprovechar el viento.

A las 04.45 sube el viento y rola a NW. Pongo un rizo a la mayor. Fuerza 5.
Quiero descansar tranquilo y no cansarme, que me quedan muchas millas y días por delante.

A las 06.00 h amanece. Rola de nuevo, ahora a ENE. Cambio el rumbo al 356º para entrar más en el golfo. Llevo 82 millas. Un par de hora más tarde, nuevo role al N y nuevo cambio de rumbo al 083º y cambio de bordo.

Los cambios de bordo siempre son laboriosos porque me obliga a enrollar el génova ya que llevo un enrollador de trinqueta. Y me gusta hacerlo así, a pesar que algunas veces, cuando el viento es benévolo, podría pasar la vela ayudado con la mano. Pero lo considero una imprudencia ir a la proa a luchar con la vela y un desgaste innecesario para la vela.

Después del almuerzo, a primera hora de la tarde, baja el viento a fuerza 3, y rola a E.
Entra marejadilla. Navego a 4 nudos. No tengo prisa, nada de impaciencia, sólo navego.
Y pienso. Y me empapo de paz. No he visto barcos. Ni aves. Ni peces. Nada. Sólo Telémaco.
La marejadilla remite, llevo 158 millas. Anochece.
Al alba del día siguiente distingo el resplandor del faro de Marsella en el horizonte.



A las 07.15 h del día 4, con 191 millas atrás, estoy al través del faro de Marsella.
Está a mi babor, “La Pierre à la Bagne”. Es un faro de enfilación al canal del dispositivo de tráfico de Marsella. Es un faro que está en “Ile de Planier”.
Llovizna. Tengo viento de NE, de fuerza 4. Mar rizada. Navego a 4 nudos.



Arrumbo a Marsella.
La isla de If, cuántos fondeos, cuántos barcos navegando y fondeados por todas partes.
En la misma isla de If, dos puertos deportivos y varios fondeos.
La isla de If me viene a la mente el Conde de Montecristo, que estuvo prisionero aquí.



La entrada a Marsella es encantadora.
Super protegida de vientos y mar.


Son las 09.30 h y amarro en el “Centre Nautique et Turistique du Lacydon (CNTL)”, en un pantalán flotante.
En el mismo “Vieux Port” de Marsella.


Una vista de la ciudad de Marsella, el paseo principal:

No se ve ningún ciudadano chino o de oriente, ni sus comercios, ni nada de "todo a 100".
Sólo marroquíes abundan.
Me dicen que como hay marroquíes ya no caben de otro lugar.

Y el "negocio" de las bicicletas,
que cada municipio se cree que es un “invento y modernidad” suyo:

El puerto de Marsella:



Algunas joyas, atracadas en punta:


1 comentario:

Vicente dijo...

Buen relato de una magnífica travesía.Nunca he estado navegando por la costa Azul. Tras leer esta entrada creo que ya va siendo hora.